Lo confieso. Salí de la universidad sin aprender estadísticas. Y no se debe a que la considerara difícil, a un pobre desempeño académico o a falta de vitaminas. La verdadera razón es que no estaba en el pensum.
Si, había una materia con el nombre "Estadísticas", pero no trataba realmente sobre estadísticas. Todo el semestre verso sobre probabilidades, con un breve paseo al final sobre la distribución normal, sacada del sombreo y sin conexión directa con el mundo real.
Pero lo realmente interesante, lo hermoso de la estadística, siguiendo el precepto universal de la enseñanza universitaria que reza "si es útil en tu trabajo, no pertenece al claustro", fue tristemente obviado. Siempre quise saber como determinar la distribución bajo la que se rige una población, como resumir la información de millares de datos en forma útil y como poder hacer predicciones sobre el comportamiento de las observaciones por un método superior al tin-marín.
Pues bien, ya no mas. Como en tantas otras áreas donde la educación formal me falló, lo he tomado por mi cuenta y estoy estudiando estadísticas.
Por si hubiera necesidad de excusas, el excelente blog good math, bad math se dedica, entre otras cosas, a exponer las manipulaciones cotidianas de las que somos victimas por el uso interesado de la estadística.
viernes, 19 de enero de 2007
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