Hay cierto tipo de personas, llamemosle románticos. Los románticos sueñan con un mundo sin arbitrariedades ni absurdos, en donde toda pregunta tenga una mejor respuesta a “…porque así lo hemos hecho siempre”.
Es fácil descubrir a este tipo de personas. Son aquellos que aprenden esperanto, aunque en el fondo de su corazón saben que es improbable que se convierta en la lingua franca del mundo. Son los que sienten simpatía por el teclado Dvorak en vez del Qwerty. Son los que observan incansables los procesos cotidianos en busca de mejoras; los que favorecen los cambios sobre la convención. Son personas como yo.
Es cierto, puedo seguir los razonamientos que explican por que el cambio en la configuración de los teclados sería costoso. Incluso puedo aceptar el argumento de que dicho costo podría ser mayor que los beneficios. Sin embargo, mi mente y corazón simpatizan mas con el cambio amargo hoy, en beneficio de las ganancias futuras del mañana.
Bajo esta categoría escribiré sobre esos cambios en nuestro entorno que podría beneficiarnos de ser capaces de vencer la inercia de la convención.
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