La testosterona siempre ha sido considerada como la responsable de la agresividad masculina, una hormona casi antisocial, responsable de asesinatos y linchamientos.
No es sino hasta hace poco que han comenzado a surgir investigaciones que arrojan una luz mas positiva sobre la testosterona, como este articulo. En el se explica que si bien la testosterona puede ser necesaria para disparar la agresión, no es suficiente.
Parece comenzar a surgir un consenso en el cual la testosterona es vista mas como la hormona que nos prepara para reacciones físicas intensas, sean estas violentas o no, que como un disparador de ataques destructivos. De hecho, algunos estudios indican que altos niveles de testosterona están ligados a estados placenteros.
Parece entonces que la testosterona podría salir de la lista de sospechosos habituales de las causas de la agresión humana.
martes, 10 de julio de 2007
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